Historia del centro

DUDUA, nace en 1984 de la mano de un grupo de educadores/as que entusiasmados por la educación deciden aventurarse en el mundo de la escuela infantil.

En un principio el juego por el juego fue el objetivo del centro, que el niño identificase la escuela como un lugar donde se lo pasaba bien, pero nos dimos cuenta que nos faltaba una metodología, una columna vertebral que organizara todas aquellas experiencias lúdicas.

De la mano de Enrique Juan, nuestro psicólogo y maestro, descubrimos la metodología CEMEDETE. En un principio constituyó una herramienta de trabajo muy útil, ya que nos permitía conocer aquellos aspectos de su desarrollo poco estimulados.

Nuestra labor de esta manera fue mucho mas eficiente, ayudar al niñ@ a construirse armónicamente estimulando aquellas áreas-parámetros mas deficientes y acompañándolo en sus desarrollos posteriores.

Nos dimos cuenta que no solo bastaba con tener una buena herramienta de trabajo y una buena organización. Necesitábamos formar un equipo de educadoras para llevar a cabo esta labor de estimulación tan importante, ya que todos los momentos de la escuela estaban pensados para activar el desarrollo armónico en el niño. No solo para la simple contención. No queríamos guardar a los niños. Y al final conseguimos lo que perseguíamos desde un principio, tener una buena herramienta de trabajo y dos educadoras formadas con esta metodología permanentemente por aula.

Desde el primer momento fuimos conscientes que el centro tenía un segundo reto que conquistar: Acercar la escuela a casa.

Necesitábamos que en esta labor educativa los padres, como primeros educadores, encontraran su sitio y participaran activamente en conocer a través de Charlas-taller, Escuela de Padres y DVDs trimestrales filmados en cada una de las aulas. Que participarán y conociesen cómo se habían conseguido, a través del juego estimulante, los objetivos perseguidos en el trimestre.

Con el tiempo, aquello que comenzó como una aventura, se convirtió en un equipo de educadores/as que todos los días dan lo mejor de sí mismos para construir el mejor proyecto posible de cada uno de sus niñ@s y entendiendo, como dice el Dr. Moyá, que la educación solo puede ser un acto de amor.